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Estabilidad
de la atmósfera |
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La
temperatura del aire en la atmósfera varía significativamente con
la altura. Podemos conocer esta variación con un termómetro que se eleva
junto a un globo meteorológico y que transmite sus mediciones por radio.
Con estos datos podemos construir un gráfico de temperatura del aire versus
altura denominado perfil de temperatura. El perfil de temperatura en la
Figura 1 es característico de la costa central de nuestro país (35°-25°S).
Existen tres rasgos destacados. En una primera capa desde la superficie
del mar (o de la costa) hasta unos 300 metros de altura la temperatura
decrece con la altura. Esta disminución es la condición más frecuente
en la tropósfera y obedece a la disminución de la presión del aire
con la altura. Sobre esta capa superficial, existe una capa de unos 700
m de espesor en la cual la temperatura se incrementa unos 8°C entre su
base y su tope. Debido al aumento de temperatura, esta capa se denomina
inversión térmica. El origen de la inversión térmica está en el
lento descenso de masas del aire (subsidencia) sobre latitudes subtropicales
(35-25°S) en conexión con una circulación de escala global (celdas de
Hadley). La subsidencia es notablemente persistente en el tiempo, de manera
que la inversión térmica está presente la mayor parte de los días
y en todas las estaciones del año sobre la zona central y norte de nuestro
país. Por último, sobre los 1000 m de altura la temperatura del
aire vuelve a disminuir con la altura.
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Figura
1.Perfil
de temperatura típico en la costa de la zona central de Chile.
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A
continuación veamos como varía la estabilidad del aire en función de la
altura. Definimos una condición estable como aquella en la cual los movimientos
verticales tienden a disminuir en el tiempo. Una condición inestable en
cambio, es aquella en la cual los movimientos verticales se amplifican
en el tiempo. Los movimientos verticales de los que hablamos pueden ser
producidos, entre otras razones, por el efecto en el viento (flujo en
la dirección horizontal) que producen los obstáculos en la superficie
(desde piedras a montañas). Otra cosa que debemos recordar en este momento
es que la densidad de aire (masa / volumen) depende fuertemente de su
temperatura: a mayor temperatura decrece la densidad del aire (en forma
alternativa: un volumen fijo de aire es más pesado cuando el aire esta
frío y se hace más liviano a medida que el aire se calienta).
Analicemos
primero qué sucede en una capa de inversión térmica (Figura 2,
panel izquierdo). Consideremos un pequeño volumen de fluido, que llamaremos
una parcela de aire, originalmente a una altura h1 sobre el suelo y una
temperatura T1. Supongamos que la parcela es desplazada verticalmente
hasta una altura h2 (h2>h1), donde la temperatura ambiental es T2. Si
el desplazamiento fue rápido (algunos minutos), la parcela no cambia su
temperatura (T1). Así, cuando la parcela llega a h2, su temperatura es
menor que la del ambiente (pues T1< T2) de forma que su densidad es mayor
que la del ambiente, y por la tanto la parcela tenderá a descender
hacia su posición original (h1). Consideremos ahora que la misma parcela
es desplazada verticalmente hacia abajo hasta una altura h3 (h3 < h1)
donde la temperatura ambiental es más baja que la que se registra a la
altura h1. Nuevamente suponemos que el descenso es rápido, de manera que
la parcela arriba a h3 con una temperatura T1> T3. En este caso, la parcela
es más liviana que el aire a su alrededor y nuevamente tiende a regresar
hacia su posición original.
En
consecuencia, en una capa de inversión térmica los movimientos verticales
no crecen en el tiempo, sino que por el contrario, estos tienden a amortiguarse.
Las inversiones térmicas son entonces regiones de estabilidad atmosférica.
En efecto, entre mayor sea el incremento de la temperatura en una capa,
mayor será la atenuación de los movimientos verticales en su seno.
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Figura
2. Estabilidad en una inversión térmica (panel de la izquierda) y una capa
en que la temperatura decrece con la altura (panel de la derecha). |
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Dejamos
propuesto al lector demostrar que cuando la temperatura disminuye con
la altura la atmósfera es inestable. Para esto siga un razonamiento similar
al empleado en el caso anterior y use el esquema de la Figura 3b. En este
caso la amplificación de los movimientos verticales será mayor cuanto
más pronunciada sea la disminución de la temperatura con la altura.
Un
caso extremo de inestabilidad ocurre por ejemplo cuando se calienta una
olla con agua. Como el calor se aplica en el fondo de la olla, la temperatura
del agua disminuye rápidamente hacia el tope de la olla, y nuestra experiencia
nos indica que en este caso se producen fuertes movimientos verticales.
Esta forma de movimientos verticales energéticos y distribuidos al azar
se denomina turbulencia. Algo similar puede ocurrir en la capa superficial
de la atmósfera durante el día, dependiendo del tipo de superficie y de
la cantidad de energía solar. La energía del sol atraviesa la atmósfera
casi en su totalidad y es absorbida en la superficie terrestre (Al igual
que en una olla, el sol calienta el "fondo" de la atmósfera). La superficie
calienta el aire en contacto con ella, y si este calentamiento es suficientemente
grande, la atmósfera también experimenta turbulencia.
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