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La
atmósfera es la capa gaseosa que cubre la Tierra y que se mantiene atrapada
a ella por la fuerza de atracción gravitacional. En términos relativos al
tamaño de la Tierra, cuyo radio es alrededor de 6400 km, el espesor de la
atmósfera es muy pequeño considerando que el 99% de su masa se concentra
en los primeros 30 km sobre la superficie de la Tierra.
Cerca de la superficie terrestre la atmósfera seca (sin vapor de agua)
está compuesta en un 99% de su volumen por nitrógeno (78.1%) y oxígeno
(20.9%). El 1% restante se reparte entre un conjunto de otros gases, entre
los cuales destacan el argón (A) con una concentración de 0.93%, el anhídrido
carbónico (CO2) con 0.033% y otros como el neón (Ne) y el helio (He) con
concentraciones aún menores.
Aparte de estos gases, que mantienen una concentración más o menos constante
en los primeros 80 km sobre la superficie, la atmósfera terrestre contiene
también una concentración variable (entre un 1% y 4% del volumen total)
de vapor de agua (H2O). Este se incorpora a la atmósfera mediante el proceso
de evaporación desde la superficie, y es removido de ella mediante el
proceso de condensación en las nubes, y posterior precipitación en forma
líquida (lluvia) o sólida (nieve o granizo).
El
vapor de agua y el CO2 son los dos componentes gaseosos más importantes
en la generación del efecto invernadero en la atmósfera terrestre.
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